Antes que nada, debemos aclarar que la castración consiste en la extirpación de los órganos sexuales masculinos o femeninos, desapareciendo el celo y la reproducción. En cambio, la esterilización simplemente elimina la posibilidad de producir hormonas, mediante una vasectomía en el caso de los machos y una ligadura de trompas en el de las hembras. La operación más sencilla y más económica es la de la castración.
Castrar a un gato es un acto muy ligado a la conciencia social. Ya que a menos de que queramos que nuestro gato tenga crías, estaremos previniendo que deje embarazadas a otras gatas. Esto es lo más recomendable si queremos ser responsables con nuestras mascotas, especialmente si después no podemos hacernos cargo de las crías.
Beneficios de la castración y esterilización en gatos
Las gatas tienen varios celos al año, y en cada embarazo pueden tener hasta siete gatos, lo que supondría que una gata puede tener hasta 10 o 15 crías cada año o 150 en unos 10 años. El resultado de esto es una superpoblación felina de gatos callejeros que viven en condiciones adversas y sus consiguientes problemas para la sociedad.
Cuando los gatos no son deseados tienden a abandonarse en la calle sin más, pasando su vida entre basuras y esquivando a los coches, llenos de parásitos y con enfermedades.
Por otra parte, aunque algunos refugios recojan a algunos gatos de la calle, es imposible encontrar hogar para todos ellos o mantenerlos con la atención y cuidados necesarios.
Otro de los problemas que evitamos al castrar a un gato son las molestias del celo. Los gatos ya no tendrán la necesidad de salir de casa en busca de hembras ni se meterán en peleas por motivos hormonales. En los machos, otra de las ventajas es acabar con el marcaje de orina en paredes y esquinas del hogar.
En el caso de las hembras también desaparece el molesto comportamiento de celo y los consecuentes maullidos a las tantas de la mañana, los intentos de escape y la búsqueda excesiva de mimos y caricias. Otras opciónes para acabar con estos problemas son las pastillas anticonceptivas o inyecciones que inhiben el celo, no obstante, estas tienen contra indicaciones para la salud del animal y son sólo temporales.
Al castrar o esterilizar un gato conseguiremos que nuestras mascotas estén más tranquilas en casa y no sientan estrés por no poder aparearse y cumplir con sus instintos.
La castración se recomienda también en gatos con problemas de conducta y agresividad cuando estos se relacionan con la testosterona o hipersexualidad. En general, los gatos se vuelven más cariñosos y tranquilos al no estar dominados por las hormonas reproductivas.
La castración es también una medida preventiva de salud, ya que con esta operación podemos evitar problemas de salud como enfermedades de transmisión sexual y tumores en los órganos reproductivos y mamas.
Aunque pueda creerse que la esterilización es una práctica insoportable para el animal, ésta es una de las cirugías que más se practican en los centros veterinarios. Por tanto, cuando esta la realiza un equipo especializado, como el de Clínica Veterinaria La Zubia, no debe existir ningún problema en el procedimiento ni en la recuperación de la mascota.
Si se siguen las recomendaciones del veterinario y se suministran los medicamentos correspondientes para el dolor, la inflamación y las infecciones, los animales pueden volver a sus actividades rutinarias pasadas 25-72 horas de la operación.