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Procesionaria, un peligro real para los perros

Procesionaria, un peligro real para los perros

En las redes sociales la Policia Local de Granada ya ha pedido a los ciudadanos que tengan mucho cuidado con la oruga procesionaria del pino, ya que se han registrado varios incidentes en la provincia, casi todos ellos relacionados con perros.

La procesionaria o ‘Thaumetopoea pityocampa’ ha llegado un año más a Andalucía. En cada nido de esta mariposa nocturna hay entre 100 y 300 orugas que sobre febrero y abril bajan del nido a enterrarse en el suelo, siendo este el momento más peligroso para humanos y mascotas.

Esta oruga se puede reconocer por su apariencia y por su conducta. Miden entre 4 y 6 centímetros, con cabeza y piel de color negro y costados de color gris y cuenta en su dorso con unos pelos rojizos. Para que estas nos hieran a nosotros o a nuestras mascotas no es necesario el contacto directo, cuando se sienten amenazadas pueden lanzar sus pelos sedosos al aire generando irritaciones y alergias a personas y animales.

Los gatos raramente se ven afectados por este problema, dado que no tienen el carácter curioso y juguetón del canino, que tiende a husmear, morder y a juguetear con las orugas.

¿Cómo puedo saber si mi mascota ha entrado en contacto con la procesionaria?

Cuando un perro entra en contacto con esta oruga la reacción es inmediata:

– Se produce hipersalivación.

– Quelitis (o hinchazón de labios)

– Inflamación de la lengua y aparición de una coloración roja o amoratada.

– Aparecen ampollas con líquido y úlceras que pueden producir pérdidas de alguna parte de la lengua.

– Prurito intenso o urticaris

–  El perro se muestra agitado y “se toca la boca con las patas”

– Signos gastrointestinales (vómitos, diarrea…) si ingiere la oruga

– Signos oculares: conjuntivitis, hinchazón de párpados o úlceras corneales

– Signos respiratorios: rinitis, tos…

Es más rara la aparición de signos sistémicos, pero lo que más hay que tener muy en cuenta el estado de la lengua, ya que ésta suele estar inflamada y cianótica (morada o azulada, por dificultad del retorno venoso).

Con el paso de las horas, si no se pone tratamiento aparecen áreas de necrosis, pudiendo conllevar, en pocos días, a la pérdida del tejido. El daño en la lengua puede conllevar a una disfagia (dolor a la deglución), por lo que es habitual que el perro deje de comer. En casos más graves (sobre todo si el animal se ha tragado la oruga) podemos observar angioedema o edema facial, dificultad respiratoria por edema laríngeo o una reacción anafiláctica que puede tener consecuencias fatales.

¿Cómo se trata esta intoxicación en el veterinario?

El primer paso para tratar a nuestra mascota es llevarla con urgencia a una clínica veterinaria para evitar daños mayores. Aquí lavarán la zona con suero y el veterinario puede aplicar analgésicos o sedación si el dolor es evidente, así como antibióticos preventivos frente a una infección posterior.

El resto del tratamiento variará en función de los síntomas:colirios con antibióticos y corticoides (si existe afección ocular importante), procinéticos y protectores gastrointestinales (si existen síntomas digestivos). La terapia láser ayuda a una mejor cicatrización de la lengua y, por tanto, a obtener una recuperación más rápida y exitosa.

Si la visita a la clínica, y el diagnóstico, no se demoran demasiado, normalmente, el problema se resuelve sin complicaciones. Sólo en casos “extremos”, suelen ser necesarias medidas más drásticas: inyección intralingual de Heparina o procedimientos quirúrgicos.

¿Cómo puedo prevenir que mi perro se intoxique por la procesionaria del pino?

Lo de mejor prevenir que curar es en este caso lo mejor que podemos hacer. Para ello mejor evitar  paseos por zonas de pinares o parques con pinos durante este abril esquivando así las condiciones de exposición.

Si no podemos evitar estas zonas deberemos estar alerta para que no se acerque a estas orugas ni para olisquearlas.

 

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